miércoles, 7 de marzo de 2012

Otro silencio






A veces, contemplar el mar en soledad,
empaparse con el viento altano,
recorrerlo por la orilla de una playa,
sintiendo los pies mojados
por él último aliento de las olas,
es otra manera sencilla de saber del silencio.


jueves, 16 de febrero de 2012

miércoles, 15 de febrero de 2012

Del silencio V





No hay derrota en la sinceridad.
A veces la soledad trae en sus manos el calor de una sombra.
La mirada que siempre reserva una simiente
o un pájaro que desvela con su canto el misterio del silencio.







miércoles, 25 de enero de 2012

Del silencio IV







En el silencio se recogen certeras todas las palabras.


Ellas cruzan la noche y esperan pacientes su llamada.








miércoles, 28 de diciembre de 2011

Del silencio III











Y fue la palabra

la línea caliente y oscura

que rodeaba la cintura.

A cada paso más profunda,

a cada paso más adentro.






lunes, 12 de diciembre de 2011

Una sola nota musical para Holderlin




Si pierdo la memoria, qué pureza.
En la azul crestería la tarde se demora,
retiene su oro en mallas lejanísimas,
cuela la luz por un resquicio último, se extiende
y me delata
como un arco que tiembla sobre el aire encendido.
¿Que esperaba el silencio? Príncipes de la tarde,
¿qué palacios
holló mi pie, que nubes o arrecifes, qué estrellado país?
Duró más que nosotros aquella rosa muerta.
Qué dulce es al oído el rumor con que giran los planetas
del agua.



Pere Gimferrer




lunes, 5 de diciembre de 2011

Del silencio II




Llega la cazadora y en el viento su nombre es una flecha.
Sílabas de silencio arrastran sus pasos
y en su cuerpo encuentro señales precisas
que la enmarcan en mis recuerdos.


martes, 29 de noviembre de 2011

Del silencio I






Vuela un pájaro entre los dos
y en esa larga ausencia
pasa una vida.


lunes, 21 de noviembre de 2011

Albada




Despiértate. La cama está más fría
y las sábanas sucias en el suelo.
Por los montantes de la galería
llega el amanecer,
con su color de abrigo de entretiempo
y liga de mujer.

Despiértate pensando vagamente
que el portero de noche os ha llamado.
Y escucha en el silencio: sucediéndose
hacia lo lejos, se oyen enronquecer
los tranvías que llevan al trabajo.
Es el amanecer.

Irán amontonándose las flores
cortadas, en los puestos de las Ramblas,
y silbarán los pájaros -cabrones-
desde los plátanos, mientras que ven volver
la negra humanidad que va a la cama
después de amanecer.

Acuérdate del cuarto en que has dormido.
Entierra la cabeza en las almohadas,
sintiendo aún la irritación y el frío
que da el amanecer
junto al cuerpo que tanto nos gustaba
en la noche de ayer,

y piensa en que debieses levantarte.
Piensa en la casa todavía oscura
donde entrarás para cambiar de traje,
y en la oficina, con sueño que vencer,
y en muchas otras cosas que se anuncian
desde el amanecer.

Aunque a tu lado escuches el susurro
de otra respiración. Aunque tú busques
el poco de calor entre sus muslos
medio dormido, que empieza a estremecer.
Aunque el amor no deje de ser dulce
hecho al amanecer.

-Junto al cuerpo que anoche me gustaba
tanto desnudo, déjame que encienda
la luz para besarte cara a cara,
en el amanecer.
Porque conozco el día que me espera,
y no por el placer.




Jaime Gil de Biedma