martes, 28 de septiembre de 2010

Félix Grande




CASIDA DE LA ALTA MADRUGADA



Cuando te acuerdes de mi cuerpo
y no puedas dormir
y te levantes medio desnuda
y camines a tientas por tus habitaciones
borracha de estupor y de rabia

en algún lugar de la Tierra
yo andaré insomne por algún pasillo
careciendo de ti toda la noche
oyéndote ulular muy lejos y escribiendo
estos versos degenerados.



sábado, 25 de septiembre de 2010

De José Hierro




..La poesía es como el viento,
o como el fuego, o como el mar.
Hace vibrar árboles, ropas,
abrasa espigas, hojas secas,
acuna en su oleaje
los objetos que duermen en la playa...



jueves, 23 de septiembre de 2010

De Antonio Gamoneda




Se extingue el mirlo en las alcobas blancas donde soy ciego,
donde, algunas veces, suenan en ti grandes campanas.


lunes, 13 de septiembre de 2010

De Luis Cernuda





Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.


jueves, 9 de septiembre de 2010

De Vicente Huidobro




Las olas mecen al navío muerto.

Yo en la orilla silbando,
miro la estrella que humea entre mis dedos.




lunes, 6 de septiembre de 2010

De Pere Gimferrer




Una sola nota musical para Holderlin



Si pierdo la memoria, qué pureza.
En la azul crestería la tarde se demora,
retiene su oro en mallas lejanísimas,
cuela la luz por un resquicio último, se extiende
y me delata
como un arco que tiembla sobre el aire encendido.
¿Que esperaba el silencio? Príncipes de la tarde,
¿qué palacios
holló mi pie, que nubes o arrecifes, qué estrellado país?
Duró más que nosotros aquella rosa muerta.
Qué dulce es al oído el rumor con que giran los planetas
del agua.





viernes, 3 de septiembre de 2010