viernes, 24 de abril de 2009

De Pablo Neruda



EL INCONSTANTE



Los ojos se me fueron
tras de una morena que pasó.

Era de nácar negro,
era de uvas moradas,
y me azotó la sangre
con su cola de fuego.

Detrás de todas
me voy.

Pasó una clara rubia
como una planta de oro
balanceando sus dones.
Y mi boca se fue
como con una ola
descargando en su pecho
relámpagos de sangre.

Detrás de todas
me voy.

Pero a ti sin moverme,
Sin verte, tu distante,
Van mi sangre y mis besos,
morena y clara mía,
alta y pequeña mía,
ancha y delgada mía,
mi fea, mi hermosura,
hecha de todo el oro,
y de toda la plata,
hecha de todo el trigo
y de toda la tierra,
hecha de toda el agua
de las olas marinas,
hecha para mis brazos,
hecha para mis besos,
hecha para mi alma.




3 comentarios:

Bertix dijo...

ES mi poeta preferido.

Hasta un programa de radio le dediqué.

bss.

Diego dijo...

pues ya somos dos con el mismo poeta preferido..besos

Erika dijo...

Quizá como Neruda todos tengamos a ese alguien que no se mueve pero siempre está para llegar a tocar el alma.